Hoy hace un mes que llegué a mi nuevo hogar, que conocí a mi segunda familia. Esto no es como me esperaba, ya que es incluso mejor. Los días pasan y traen consigo que cada vez estoy más adaptada, que las niñas de clase empiezan a convertirse en amigas, que conozco a más gente, que me suelto más, que entiendo más inglés... Y aunque a mí ya me parece que esto ha alcanzado la perfección, sigue mejorando.
Por un lado, parece que ha pasado mucho tiempo porque ha sido un mes intenso y ha dado mucho de sí, pero por otra parte parece increíble que ya estemos a finales de agosto. De hecho, me sentí muy rara el viernes cuando cruzaba la puerta de mi clase de Álgebra, que es la última clase del día, porque pensé: ¿Ya se ha acabado la semana? ¿Ya han pasado 5 días? Sí, pensé eso en lugar de pensar: Buff, por fin llegó el fin de semana.
Aunque claro, con el finde ha pasado lo mismo, y ya estamos a domingo. Me asusta pensar que esto se va a pasar más rápido de lo que me gustaría. Me asusta porque tengo miedo a que los días y los meses pasen y yo no sea consciente de que el tiempo aquí no corre, vuela. Me asusta porque esto es un sueño, y siento que cuando despierte, echaré de menos seguir soñando.
